Fallecimiento del Prof. P. Alfonso Garrido Sanz, OSA
25 de enero de 2008
In memoriam
El 25 de enero ha fallecido, tras larga y penosa enfermedad, el Prof. P. Alfonso Garrido Sanz, OSA.
El funeral se celebrará el sábado 26 a las 11,30 en la Parroquia de San Agustín (Paseo de Filipinos, 7).
Nacido el 10 de septiembre de 1939 en Cabezón de Pisuerga, provincia de Valladolid, profesó en la Orden de San Agustín y fue ordenado presbítero en 1963. Destinado a continuar estudios en Roma, obtuvo la Licenciatura en Teología en 1963 (P. U. Urbaniana). Años más tarde, en 1976, alcanzaría el grado de Doctor en Teología (P. U. Urbaniana). Había realizado también estudios de Derecho (Licenciado en la Universidad de Barcelona en 1985).
Profesor desde los inicios del Centro, (impartió por primera vez Eclesiología en el curso 1967-68), su vida siempre estuvo vinculada, con mayor o menor intensidad -aún en los años en que tuvo responsabilidades pastorales en Parroquias de Badalona, Móstoles y Madrid-, a la docencia de la Teología. A lo largo de su vida impartiría Eclesiología, Sacramentos del Orden, Matrimonio y Unción, Misterio de Dios, Teología Protestante y Ecumenismo. Fue profesor también muchos años del Instituto Santa María.
Ocupó muy pronto puestos de responsabilidad en el Centro. Fue Secretario en los cursos 68-69 y 69-70, Subdirector (cursos 77-78 a 79-80), Director del Departamento de Teologia (cursos 76-77 a 80-81) y, de nuevo, Secretario (cursos 94-95 a 97-98). Así mismo fue Director de la revista Estudio Agustiniano (1979-80) y Secretario de la misma.
Eclesiología, Teología Protestante y Ecumenismo, tres materias especialmente queridas por él, que cultivó a lo largo de toda su vida, y por las que es especialmente recordado por numerosos alumnos. Era un profundo conocedor del pensamiento protestante, tema que siempre le entusiasmó, ya desde los días de su tesis doctoral sobre la eclesiología de Tillich (La Iglesia en el pensamiento de Paul Tillich, Sígueme, Salamanca 1979).
Tanto en la docencia como en la actividad pastoral, siempre se esforzó -con sus luces y sus sombras como todo ser humano- por hacer realidad el mandato del Señor de anunciar el Evangelio, la Buena Noticia. Así lo sintió en verdad el P. Alfonso Garrido, Buena Noticia de la salvación gratuita por el amor infinito de Dios.
Que Dios, Padre bondadoso, lo haya acogido en su seno. Descanse en paz